La insuficiencia de viviendas adecuadas y la vulnerabilidad del hábitat son reflejo de la difícil situación económica y social que vive buena parte de la población argentina. El déficit habitacional es la cifra que refleja las deficiencias en una vivienda y cubre desde la ausencia total de vivienda a la carencia de condiciones que aseguren una vida digna. Según un informe sobre condiciones de vida publicado en mayo de 2021 por el Indec, en base a la Encuesta Permanente de Hogares, casi el 10 % de la población habita en casas hechas con materiales de calidad insuficiente. Más de un millón de personas en Argentina viven en situación de hacinamiento crítico, es decir, con más de tres habitantes por cuarto. Otro estudio publicado recientemente por Argentina Green Building Council (AGBC), ONG líder a nivel regional en la difusión y aplicación de estrategias que buscan acelerar la sustentabilidad y fomentar la transformación en el sector de la construcción del país y realizado durante la etapa del aislamiento por pandemia, evidencia que 1 de cada 5 hogares argentinos son de calidad de materiales insuficiente o parcialmente insuficiente y 1 de 4 niños vive en viviendas precarias. El estudio también refleja que la mayoría de los edificios están construidos con prácticas y códigos de edificación con mínimos estándares de seguridad, de calidad ambiental interior y de habitabilidad que garanticen la protección contra el frío, humedad, calor, lluvia, viento, etc. Si tan solo el 1,7% de las viviendas deficitarias se renovaran adecuadamente cada año, en 2050 el número de hogares con humedad se reduciría a la mitad y las enfermedades respiratorias podrían disminuir en un 10% en los habitantes del total de hogares.